sábado, 2 de enero de 2010

Que venga ese 2010!


Sé que es un tema muy trillado, pero no por eso voy a dejar de referirme a el. La llegada del año nuevo despierta en nosotros muchas cuestionamientos y promesas. Como seres humanos (con tiempo y espacio definido y limitado) necesitamos un inicio y un fin para cada cosa que hacemos. Nada es perpetuo en nuestras vidas. Por eso cada 31 de diciembre el año que muere pasa por nuestras mentes como una secuencia fotográfica y de inmediato nos reponemos ante la realidad haciendo nuevas promesas.

Recordamos el amor que perdimos (o al que ganamos), al ser querido que partió para nunca más volver, aquella vergonzosa historia (que jamás nadie podrá saber y que por supuesto nunca contaremos), las veces que caímos de rodillas y las veces que nos levantamos llenos de gloria....

Algunas promesas sólo nacen al calor de los vinitos de la media noche (realmente se llaman buenas intenciones)....

Si fuésemos dioses... lo mismo sería el 31 de diciembre que el 23 de junio o el 5 de octubre... Pero no somos dioses ni estamos sentados en un trono celestial viendo el acontecer de la humanidad. Somos actores inmersos en esta tragicomedia, tan volubles a los caprichos de la vida y a los cambios de libreto...

Y aquí está enero como un libro abierto... recordándonos que lo hermoso de la vida es que cada día que sale el sol tenemos el chance de enderezar la barca y retomar el rumbo.

A Ustedes gracias.... feliz año!

No hay comentarios:

Publicar un comentario